viernes, 23 de noviembre de 2007

Mandarina 3 - Real Pedrada 8


Todo pueblo que se precie forja su leyenda en la resistencia inútil y suicida. Ahí están Numancia o los Sitios de Zaragoza. Todo aspirante a pueblo que se precie, por lo tanto, basa su bandera en la derrota, ahí está Cataluña con sus segadors y su diada. La gente que se ha vendido al diario Público por 50 céntimos se preguntará: “¿No es más importante la vida de esos cientos, miles de inocentes hombres, mujeres y niños sacrificados por una causa fútil e inevitable, que los abstractos conceptos de honor y gloria?” La respuesta: propongamos una ley para que esta gente no pueda votar. Pero Jehová (más conocido por ‘Dios’, sin más) en su misericordia dice que cuanto mayor el pecado mayor el perdón, así que se lo trataremos de explicar aunque sin fotografías tamaño póster ni colorines y gráficos en derredor: Él te dio la vida en el vientre de tu impía madre, y como nada en este universo conocido y por conocer es gratis, qué te creías, ahí mismo firmaste placenta en ristre y empuñando el cordón umbilical una hipoteca vitalicia de deberes y obligaciones que solo la primera parte de la parte contratante puede recurrir e incluso anular tajantemente sin juicio previo. El 99’9 por ciento de la población mundial da gracias y además pide una continua subida de intereses al respecto. ¿Te crees tú que por llevar un piercing o ir a cineclubs eres diferente, zopenco? Ah, la juventud, tan entrañablemente rebelde y tan patética, dejémoslo así. El núcleo duro de la Mandarina sí ha leído la letra pequeña y sabe que todo esto sobre lo que pisamos se basa en la sempiterna lucha entre el Bien y el Mal, en la propia reafirmación frente a lo opuesto, lo extraño, lo diferente, el antagonista. Y cuanta mayor sea la adversidad mayor será la recompensa eterna, siempre y cuando estén presentes el sufrimiento y la culpa mediante el flagelo, instrumento este que debiera haber puesto punto y final al desarrollo tecnológico del homo sapiens. No es el manido “pidamos lo imposible”, sino un “regodeémonos en lo inevitable”.

Y de esta guisa, con la lección bien aprendida, se presentaron solo cinco gajos de la Mandarina Mecánica F.C frente al Real Pedrada, los vigentes campeones del torneo, el Antiguo Régimen a derrocar. Cuatro y el portero todo el partido frente a seis y el portero más tres cambios de refresco. Así como en el circo romano se representaban las batallas de Zuma o Actium, así esta sucia duna que tiene La Elipa por campo vería el combate entre Leónidas y Jerjes, la defensa del Paso de las Termópilas, senda que conducía a nuestra red ateniense. El enemigo nos ofreció una rendición digna de 3-0 sin jugar, pero le devolvimos muertos a sus emisarios. Esa noche cenaríamos en el Hades, sí, pero no sin dejarles la marca de nuestra roída dentadura en su piel de reptil. Ya de camino al campo vimos una señal sobre una iglesia, la gran efigie del doble que usó Don Jesús de Nazaret en la película homónima, y le rezamos para que nos infundiese valor y fuerza. Y luego por si acaso sacrificamos dos toros blancos en honor de Júpiter. Mejor no quedarse cortos.

El árbitro dio la señal de que comenzase la matanza. Al principio eso era como cuando los ganaderos van poco a poco acercándose al marrano para arrinconarlo e hincarle sin piedad el gancho en la garganta; ellos moviendo el balón de lado a lado y nosotros en falange espartana comandada por nuestro Raúl Fernández de Córdoba esperando el garfio en la frontal del área. Las dos primeras estocadas no se hicieron esperar, y en un plis plas nos colaron dos goles. Iba a correr sangre, mucha sangre. Pero Don Jesús, o Don Júpiter, o ambos dos a la bartola sobre un tresillo y dándole a una cerveza Ámbar, escucharon nuestras plegarias, y a partir de entonces el Maestro, que oficiaba de portero, contó con tres extremidades más: los palos y el travesaño. No se golpeaba tanta madera desde la construcción de la Armada Invencible. Además el Maestro, cuya única experiencia balompédica era la de portero de balonmano, resolvía los mano a mano sin moverse un ápice de la línea de gol y, cual molino quijotesco, ejecutaba los aspavientos propios de brazos y piernas de un portero de ese dialecto futbolístico que deificó Urdangarín con un sonado braguetazo. La visión de los infortunados delanteros cara al gol era la de la diosa Shiva clavada a los maderos. Y esta ‘alianza de civilizaciones’ se tradujo en el primer gol de la Mandarina, el 2-1.

La estrategia la teníamos muy clara, darle la pelota a Luis y que hiciera lo que pudiese mientras los otros tres seguíamos la jugada desde el burladero, plagiando descaradamente a la Argentina de Italia’90. Que la SGAE no se entere, por favor. En una de esas Luis alcanzó exhausto la línea de fondo, y como si se tratara del acto último de su vida, logró sacar un bello epitafio en forma de centro al segundo palo para que Radchenko, que casualmente estaba por ahí excavando esa región del área en busca de restos arqueológicos, hiciera gala de esa sangre fría que exhibe cuando le lleva la contraria hasta a quienes le dan la razón, e ignorando primero el crujir de sus tendones púbicos al estirar la pierna 60º sobre la horizontal, pinchara el balón dejándolo muerto a media altura, para después, apurando hasta el último momento el aliento de los defensas en su cogote, rematar limpiamente con la puntera a gol.

La lógica dice, salvo que seas Fernando Torres, que si disparas claramente a portería unas cien veces en 10 minutos, alguna será gol. Nada más que decir acerca del tercero de ellos. Aún así fuimos capaces de mantener nuestra táctica y espíritu inquebrantables y reunir fuerzas para pasarle en corto la pelota a Luis, que tras regatearse a dios y la madre, acabó con un chupinazo de fuera del área a las mallas. Los demás aplaudimos a rabiar desde nuestro campo. 3-2 al descanso. Todo era posible, el hombre es quien se marca sus propios límites.

Y tras la reanudación más de lo mismo, los cinco espartanos defendiendo hasta el último metro de la pocilga mientras Jerjes veía cómo un batallón tras otro se estrellaba en los palos o en la danza del Maestro. Y cuando no, de lleno en la cara de Radchenko, quien no dudó en sacrificarse así pues cualquier impacto en su rostro solo puede producir un cambio a mejor. Y de repente, en un córner a nuestro favor que botó Rubén con su pierna dorada, la Virgen del Pilar bajó de los cielos, recogió la pelota con su mantilla del día y la depositó delicadamente en la bota derecha de Luis, quien honró a la Madre del Hijo del Padre con un golazo de volea. ¡Viva Palafox! ¡Muerte al francés! 3 a 3, y los escribas martilleando compulsivamente jeroglíficos de la hazaña sobre las lápidas de mármol del cercano cementerio de La Almudena.

Las gloriosas leyendas también están llenas de traidores ávidos de monedas, ahí están los lugartenientes de Viriato, o Judas, Malinche, Tamayo y Sáez, Figo. El pagano Marx tenía razón, la Historia es cíclica, se repite como la fabada, no podemos escapar a su rima. Nuestro Efialtes fue el árbitro. Sí, qué pasa, el de siempre, el árbitro. Ya nos tenía con la mosca en la oreja, no nos pitaba ni una, a ellos les permitía de todo… el hecho de que en su pantalón llevara un escudo del Real Madrid explicaba muchas cosas. Así que con el empate a tres a los del Real Pedrada se les inyectaron los ojos en sangre y se lanzaron como una manada de ñus a embestir nuestra portería. Y en una de estas el Maestro, no se sabe a causa de qué hechizo, salió hasta el borde del área para anticiparse a un balón. Y como las líneas de cal de La Elipa las hacen entre trago y trago Masiel y María Jimenez, no se sabía muy bien si cogió el cuero dentro o fuera del área. Ellos lloraron al árbitro “¡mamá, mano!”, el Maestro pareció despertar aturdido del encantamiento y se quedó petrificado en esa misma posición en vez de huir y no alimentar más la duda. Pasó no una, sino cincuenta enjambres de moscas en ese lapsus de tiempo aguardando el gesto del árbitro. Y finalmente Salomón decidió partir al niño en dos, el muy cabrón. Falta al bordísimo del área que encima pasó por medio de la barrera naranja, derrumbándose nuestra formación militar de falange. 4-3. La ilusión se desvaneció, el sueño había acabado, las mujeres arrojaban a sus hijos a la hoguera, los maridos acuchillaban a las mujeres antes de abrirse el vientre, y los ancianos se abandonaban con los ojos vendados a los médicos de la Seguridad Social. Y tras el cuarto gol vino el quinto, el sexto, el séptimo, el octavo augusto. Solo nos quedaban nuestros intestinos por ofrecer al verdugo.

Para colmo Rubén se había roto del todo y se puso de portero. No vamos a hablar mal de ningún camarada que navega en este drakkar vikingo que es la Mandarina, y menos de nuestro Beckenbauer da Vinci. Solo diremos que se veía debajo de la portería como los demás podemos vernos debajo del arco de La Défense de París. Y al final la sed de venganza del Real Pedrada arrasó lo poco que había dejado en pie nuestra política de tierra quemada durante buena parte del partido. Para la historia queda la epopeya de cinco valientes que desafiaron a las hordas bárbaras en nombre de la libertad, la justicia, la democracia, y muy por encima de estas, el Fúrbor, con la esperanza de que las escasas generaciones que sobrevivan en la tercera capa del subsuelo a la debacle del cambio climático no desesperen, y sepan que con un poco de empeño que pongan conseguirán hacer renacer de sus cenizas una nueva humanidad que logre aniquilar definitivamente el planeta Tierra.
Va por ustedes, pues.





11 comentarios:

Anónimo dijo...

azon tio estas fatal

Anónimo dijo...

Madre mía, me ha dado pena y todo. Por cierto, como se nota quién escribe, no había visto un gol tan bien descrito como el de Radchenko en ninguna de las otras crónicas.
"Ese lince" que firma en el otro post, es el portugués del Norte?

Anónimo dijo...

Radchenko es el alma de la mandarina...!

Anónimo dijo...

¿Por que no aprovechas un poco tu talento para esto y escribes sobre cosas importantes?

Radchenko dijo...

¿qué hay más importante que el balompié? Sí, ya sé el qué, pero quiero que este blog quepa en Educación para la Ciudadanía.

Anónimo, cobarde, quítate la máscara y descúbrete de una vez.

No creo demo, "el lince" parece más bien el vasco del sur..

Raul Torres dijo...

Y aquí vamos Pablo, esa legión de espartanos derruidos, con más sangre , coraje,vísceras, tripas, que tecnica y conocimientos tácticos de este deporte que tanto nos gusta, sin hacer honor ,en ningún momento, a su parte de espectáculo, de arte, de estética.
Contra el Real Pedrada nos pusimos el mono de trabajo, las mangas verdes del ejército de Garibaldi,y el simbolo de nike,lo cambiamos por la bandera rojinegra del ejercito de Durruti para responder con lucha obrera y con cojones al estilo Paqui, Alfredo Santaelena, Vizcaino o Torres Mestre. Sin duda parte de nuestros referentes.Con cinco posesos en el campo, que ante la adversidad pueden llegar a vomitar sangre en el campo del Arroyo, para llevar bien alto al club de nuestros amores, Mandarina Mecánica F.C, y con la habilidad de este equipo para que la sucesión de los acontecimientos sea ilógica,llegamos a estar empatados a tres en el descanso contra los antiguos campeones de liga. Hasta el arbitro. Otro de estos arbitros que sin duda, no es su vocacion arbitral lo que les lleva todo los domingos por la tarde a arbitrar partidos patéticos. Al final 3-8 , pero con lucha, siendo fieles a nuestro estilo:Ilógicos, desordenados, barrigudos, drogodependientes o ex, pero con cojones.
Mandarina oe,mandarina oe!!!
Raúl.

Radchenko dijo...

Dios Santo cuantas letras juntas en un solo comentario, casi no termino de leerlo, la emoción y las lágrimas no me dejaban, sobre todo al nombrar la experiencia vital de Vizcaíno ene ste mundo. Supongo que una vez cumplida su misión se habrá desvanecido voluntariamente como un buen Jedi.

Ese es el espíritu Maestro, el que no se aprehende ni en la escuela ni en la calle ni en los bares, sino en las estelas que dejan nuestros pasos al deambular del Proyecto Hombre a la cárcel y viceversa.

Anónimo dijo...

De ilusiones está el mundo lleno no?? Ahí va la Mandarina, 7 chicos, o 5, u 8 en su mejor momento…con ganas de jugar y de golear. Pero ganar es otro tema, y si los dioses, paganos o no, a los que Radchenko impío parece devoto, se pasaran de vez en cuando por ese campo perdido casi en el extrarradio os darían una segunda oportunidad por las ganas que le ponéis, o al menos por las que refleja el sr. escritor en el blog…de hecho Radchenko tus dioses te oyen dándoos moral para jugar al domingo siguiente!!
Como en todo equipo, hay que entrenar, no? Dejemos el tema y que cada uno haga de tripas corazón y entrene cuando y como pueda… pero al menos habrá que conocerse, habéis coincidido TODO el equipo alguna vez? Sin acritud eh!!

Ante esto solo esperar a próximas ediciones de la gacetilla de la mandarina que, como buen escritor, Radchenko nos deleita sólo cuando su inspiración se lo permite, pero que nunca falla a su cita. Arriiiiiiba Mandarina!!

Anónimo dijo...

Tabla de Goleadores Mandarina:

-Luis 6 goles.

Premio Mandarinatutto al maximo goleador joven de la C\Mandarina. Mandarina de Oro, según los periodistas del "Heraldo Ciudad Lineal", al mejor jugador del numero 6 de la C\Mandarina.
Sus cambios de ritmo, su verticalidad, su zancada , su zarpazo hacen de Luis un jugador imparable. Luisinho, como ya se conoce dentro de las grandes esferas periodísticas, tiene ofertas de equipos muy importantes Real Pedrada, El Cojon de Don Pimpon y de ligas tan importantes como la de Pan Bendito. El entrenador Tiago comentó :"Es un jugador muy importante para nuestro equipo y sería un gran error venderle".



-Juan 2 goles

Su remate de cabeza es letal. Su estilo recuerda al de Sebastián Losada.Su toque de balón y la visión panorámica de Garcia Sanjuan, su paisano.
Grande y noble Juan, de sangre caliente y toque preciso, guía cada uno de los movimientos de la Mandarina. Es como un padre para todos nosotros.


-Ruben Gzalez"Peckenpower" 1 gol.

Como acaricia el balón con su guante diestro este genio, avanzado a su tiempo. Gol de falta.Su maestría en los libres directos y los córners recuerda al mejor Eusebio Sacristán.

-Pablo 1 gol

Es el oportunismo personificado,el Angulo de la Mandarina aprovecho sus dones divinos, el oportunismo y los cojones para remachar a portería. Nadie sabía que estaba allí, solo apareció...

-Cayuela 1 gol

Su zancada recuerda al mejor Finidi, sus pundonor nos lleva la memoria hasta el mismísimo Luis Enrique. El gol, una obra de arte.

Anónimo dijo...

Que malo es el trabajo. Te impide sacar el jugo a la vida enviando a un segundo plano estos westerns balompédicos por fascículos que son la esencia misma del ser humano.

Me sorprenden los primeros parrafos de tu última obra maestra. Cuan parecido debiera ser el pensamiento político al desgarrador y noble fútbol y no esa sucia contienda de hienas sin principios ni valores. Secundo tu propuesta legal.

Sin embargo, tengo que hacerte una pregunta-observación, como Cicerone cultural maño...Tenía entendido que Palafox no estaba demasiado bien visto en Zaragoza. Espronceda, en sus Episodios Nacionales, duda de su talento y hombria. No obstante, dejo que tu conociemiento ilumine mis tinieblas historicomañicas.

Y sí, El Lince es el el invasor castellano de las vascongadas o en su defecto, la frontera contra el expansionismo nacionalista.

Anónimo dijo...

Espartanos a las armas!!!!!

Hacía meses que no me reía tanto...absolutamente genial.

Me declaro seguidor a muerte de la mandarina mecánica y quiero lucir con orgullo su camiseta pero no la he visto en ninguna gran superficie...¿qué ciego es el mundo del marketing al no ver el potencial de mercado de estos héroes.